jueves, 23 de mayo de 2019



El Arca de la Alianza

 
El Arca de la Alianza se hizo muy popular tras la película de Indiana Jones (1981)

Según los textos sagrados, el Arca de la Alianza sirvió a Yavéh para comunicarse con su pueblo. Detenía a ejércitos enteros, derribaba murallas y era capaz de abrir las aguas.



Tres meses después de que los judíos salieran de Egipto liberados por Moisés, un artesano llamado Besalel ben Uri, perteneciente a la tribu de Judá, recibió un peculiar encargo. Moisés quería un arca que siguiera las indicaciones del mismísimo Yavéh. Debía de ser de madera de acacia, de 2,25 codos de largo por 1,50 de ancho y alto (1,25 m. por 75 cm. de alto y ancho, es decir, una relación de cinco a tres, cuya resultante es el número de oro). La caja debía recubrirse también de oro tanto por dentro como por fuera y sería cubierta por una tapa –denominada propiciatorio— rematada por dos querubines del mismo metal precioso. Estarían colocados uno frente al otro, con las cabezas inclinadas y las alas extendidas hacia arriba formando un triángulo: “Allí –le dijo Yavéh— me revelaré a ti, y desde lo alto del propiciatorio, del espacio comprendido entre los dos querubines, te comunicaré yo todo cuanto para los hijos de Israel te mandaré”. Este es el origen del triángulo con el ojo de Dios.


Pero el Arca tenía también otros cometidos para el pueblo hebreo. A parte de ser el receptáculo de las Tablas de la Ley y de la vara de Aarón, el Arca proporcionó alimento a las tribus de Israel durante su éxodo por el desierto mediante el denominado maná. Y, por si fuera poco, les dio también protección, pues era un arma muy poderosa. 


El Arca aniquilaba ejércitos enteros
La Biblia no escatima en referencias al poder destructor del Arca. Los hijos del sumo sacerdote Aarón, Nabab y Abiú, entraron en el sancta sanctorum portando incensarios de metal, algo que al parecer, estaba expresamente prohibido y una llama procedente del Arca “los devoró dejándolos muertos”. En Samuel II, capítulo 6 leemos: “Cuando llegaron a la era de Nacón, los bueyes tropezaron y Uza alargó la mano al Arca de Dios para sujetarla. El Señor se encolerizó contra Uza por su atrevimiento, lo hirió y murió allí mismo junto al Arca”. Y por citar un ejemplo más, también los filisteos que mataron a los custodios del Arca y se la llevaron sin precaución alguna, murieron en extrañas circunstancias. Se decía que debía transportarse con dos varas de madera y usar guantes para evitar todo contacto con el Arca, ya que era un objeto sagrado o divino y no debía tocarse por personas impuras. Otro detalle más interesante, es que el Arca debía protegerse de las tormentas, teniendo especial cuidado de los rayos. El Arca, al parecer era un gran conductor de energía, una energía brutal y destructiva, además de beneficiosa para aquellos que supieran manejar sus arcanos secretos.


Los muros de Jericó calleron por el Arca

Durante el éxodo de los judíos, el Arca era guardada en una tienda de campaña que recibía el nombre de Tabernáculo. Su diseño, posteriormente, sería aplicado a la planta del Templo de los judíos en Jerusalén. Y es que cuando el pueblo de Israel llegó a la Tierra Prometida, el rey David le prometió a dios levantar un templo donde poder adorarlo. El rey lo tenía todo: el plano, el dinero, los técnicos, los elementos para la edificación… Sólo le faltaba el permiso de Yavéh, una autorización que nunca tuvo por tener las “manos manchadas de sangre” y haber caído en desgracia.  Y, por esa razón le correspondió a su hijo Salomón, que gobernó Judá e Israel unos mil años antes de Cristo, erigir el Templo que albergara el Arca. El primero de los dos que hubo. Lo que queda del Segundo Templo construido por Herodes el Grande en el 19 a.C., sólo queda en pie el llamado Muro de las Lamentaciones. En realidad, es uno de los cuatro muros de contención alrededor del Monte Moriá, erigidos para ampliar la explanada sobre la cual fueron edificados el Primer y el Segundo Templo de Jerusalén y el occidental, que es el más sagrado para los judíos, se extiende bajo tierra unas decenas de metros.


Reproducción del Templo
En el año 586 a.C. los babilonios comandados por el rey Nabocunodosor II conquistaron Jerusalén y destruyeron el primer templo. Entre los años 404 y 385 antes de Cristo la mayor parte de la colonia judía que estaba cautiva en Babilonia regresó a la Ciudad Santa y Zorobabel, gobernador de Judá y descendiente del linaje de David, inició la reconstrucción del templo en tiempos de Herodes el Grande. Una maqueta de este segundo templo, contemporáneo a Jesús, se exhibe en la actualidad en el Museo de Israel. Sin ser tan ostentoso como el primero contenía suficiente oro como para despertar la codicia de los romanos quienes destruyeron ése segundo templo en el año 70 de nuestra era.



Dibujo de cómo debió ser el Primer Templo
Según la tradición, el primer edificio era un auténtico tratado de geometría que reproducía en sus estructuras simbólicas los diferentes planos o niveles del cosmos. La entrada principal o Ulam era el lugar de tránsito. Estaba orientado al este; así los sacerdotes, como los demás judíos, podían orar con los rostros a oriente. El pórtico de entrada estaba flanqueado por dos columnas conocidas con los nombres de Jachin y Boaz que después heredaría la francmasonería por su importancia simbólica primordial. El interior albergaba otros dos recintos concéntricos. El Hekal o “Santo” cuya forma era enteramente rectangular y que simbolizaba el conjunto del mundo terrestre, y en el centro se hallaba el Debir o sancta sanctórum donde se guardaría al Arca de la Alianza.


Como no podía ser de otro modo, el templo de Salomón se erigió en un lugar simbólico: el monte Moriá, tierra sagrada para tres religiones; la judía, la musulmana y la cristiana. Ocupaba una posición central con respecto a las colinas que le circundan, el monte de los Olivos, Bezetha, Gareb y Sión. Esta posición central del Moriá se corresponde perfectamente con el simbolismo del "Centro Supremo" o Axis Mundi. Hubo un tiempo en el que se le conoció con el nombre de Salem (que significa «Paz»), de donde deriva precisamente la palabra Jerusalén, la «ciudad de la Paz», y también el de Salomón, que significa «el Pacífico».

En el Domo de Jerusalén está la Piedra
           Es un lugar sagrado para los judíos porque, según la tradición, allí está la piedra donde tuvo lugar el sacrificio no consumado de Isaac por parte de Abraham. Lo curioso es que esa misma roca, denominada de la Setiyyah o Piedra de la fundación (porque se cree que de aquí Dios hizo el mundo) es sagrada también para los musulmanes por ser el lugar donde el Profeta Mahoma inició el mijray (el viaje nocturno), el lugar donde el Corán cuenta que el profeta ascendió a los cielos y habló con Dios y finalmente, para la tradición judeocristiana, porque es aquí donde Jacob soñó con una escalinata, cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo, por la que subían y bajaban los ángeles que le revelaron la genealogía del Mesías hasta los padres de Jesús.

           Esta circunstancia impide poder llevar a cabo excavaciones arqueológicas y descubrir si allí aún sigue estando el Arca de la Alianza.


Otros lugares donde se
puede hallar el Arca de la Alianza:



EN EL MONTE NEBO



El Monte Nebo
El Libro II de los Macabeos (cap. 2, ver. 4-10) contiene referencia de unos escritos que mencionan que el profeta Jeremías, al ser advertido por Hashem (Dios) antes de la invasión babilónica, sacó el arca del Templo y la hizo enterrar en una cueva del Monte Nebo (en la actual Jordania). Cabe mencionar que, a partir de esta ubicación, existen numerosas teorías o historias no probadas, que apuntan que habría sido encontrada e incluso llevada a algún otro lugar.


EN ZIMBAUE



La tribu africana Lemba, la cual presume de ascendencia israelita, ha afirmado en sus tradiciones que sus antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o "la voz de Dios", la cual estuvo un tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra actualmente.

A partir de ello, el investigador Tudor Parfitt, que tiene un enfoque literal de la historia bíblica, postula en su investigación que Ngoma lungundu está relacionada con el arca. Su hipótesis se basa en que el objeto descrito por el pueblo Lemba posee atributos similares al arca, tales como que Ngoma lungundu es de tamaño parecido, que fue trasladada sólo por los sacerdotes, que no se le permitió tocar el suelo, que fue venerada como una voz de su Dios o que se utilizó como un arma de gran poder.

Parfitt analizó este artefacto con radio-carbono, datándolo en una fecha aproximada al año 1350, lo que coincidió con el repentino final de la Gran Zimbabue, una ciudad mítica. Parfitt sugiere que la Ngoma lungundu que se encontró, es la descendiente de la bíblica arca y que ésta fue reconstruida a través de la historia. Parfitt ofrece la sugerencia de que el arca bíblica, al igual que la Ngoma lungundu, era una estructura de madera cubierta con un pedazo de cuero y que siempre ha sido un tambor, así como un arma de algún tipo, al igual que el Ngoma. Sin embargo, esta última hipótesis es rechazada por otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser probada.



ETIOPÍA



La iglesia de Nuestra Señora de Sion
En 1989, un periodista británico, Graham Hancock, aseguró que la legendaria arca perdida no se encontraba perdida, sino a salvo en un templo de Etiopía. Posteriormente han aparecido pruebas arqueológicas que han sustentado esta teoría. Esta teoría se basa en relatos pertenecientes a la iglesia cristiana Copta en Etiopía, que indican que el arca de la Alianza habría sido trasladada secretamente hacía más de 1000 años. (650 a. C.).



Cuenta el libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, que, en tiempos de Salomón, la Reina de Saba visitó Jerusalén atraída por la sabiduría de su Rey. La Reina de Saba comenzó a ejercer una irresistible atracción sobre el hijo de David, quien pese a sus riquezas e inteligencia no lograba seducir a la bella soberana. Llegaba la hora de que partiera Saba y Salomón consiguió arrancarle una promesa: que en el caso de que se llevase consigo algún bien preciado del reino, consentiría a cambio yacer con él una sola noche. La víspera del viaje, Salomón ofreció a su invitada una cena de exquisitos manjares. Astutamente ordenó que se sazonaran con abundante sal y picantes especias. Tras los postres, la reina tuvo que beber abundante agua para calmar la sed. La reina de Saba cumplió y de aquella única unión nació Menelik I, futuro rey de Etiopía. Relatos indican que años más tarde el joven Menelik fue enviado para recibir educación a casa de su padre en Jerusalén. Pocos años después, a pesar de los esfuerzos de Salomón para que su hijo se quedara, Menelik regresó a Etiopía. La tradición cuenta que, seducido por sus ayudantes, se llevó consigo el arca (algunas teorías postulan que para poder llevarse el arca existió un posible cambio del arca original por el de una copia del arca que Menelik debía llevarse; siendo posiblemente que esa copia sea el arca que se dice fue ocultada en Jordania; otras teorías, en cambio, postulan la posible existencia de dos arcas originales o que tenían la misma importancia, en donde en cada una se guardó posiblemente una de las Tablas de la Ley, siendo una de ellas la que fue llevada a Etiopía).



Posteriormente los relatos indican que permaneció primero en un templo en la isla de Elefantina del río Nilo. Luego se relata cómo el arca de la Alianza habría sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago Tano), donde permaneció durante 800 años.



Los relatos señalan que, pasado estos 800 años, el rey Ezana de Etiopía decidió trasladar el arca a Axum, siendo finalmente guardada en la Iglesia de Nuestra Señora de Sion. Según los etíopes, es el lugar en donde hasta hoy en día aún permanece y es cuidada por un sacerdote. Este sacerdote, según sus tradiciones, sería un descendiente de uno de los levitas, quienes ayudaban a trasladar y cuidar el arca en sus viajes. Este sacerdote es la única persona a quien se le permite ver el arca de la Alianza guardada en la iglesia de Nuestra Señora de Sion, al igual que ocurría con los levitas según la tradición judía; es por ello que no se ha podido ratificar su permanencia real en esta iglesia, aunque todas las pruebas arqueológicas indicarían que esta teoría sería auténtica. Entre las variadas pruebas arqueológicas, hay reliquias pertenecientes al pueblo judío de la época del arca, y que pertenecerían al templo de Jerusalén.



Esta última teoría además se sustenta en que extrañamente el arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía: cada uno de los 20.000 templos de Etiopía contiene una réplica del arca de la Alianza. El libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, cuenta la historia del traslado del arca gracias a Menelik I.



Cuando el Rey Salomón se dio cuenta del robo, pensó en enviar un ejército a perseguir a su hijo, pero él también soñó que era la voluntad de Dios y mantuvo en secreto la desaparición del arca. La versión respecto a Makeda y Salomón, en la tradición judío ortodoxa de la falasha de Etiopía, es prácticamente idéntica a la del Kebre Negest. A pesar de ser una historia desestimada por los historiadores occidentales, los etíopes la aceptan sin dudar. Están convencidos de que el arca original fue llevada a Axum en el primer milenio antes de Cristo y que permanece ahí desde entonces. Recientemente, el Abune de Etiopía (Iglesia ortodoxa etíope) afirma haber visto el Arca de la Alianza.

 


Escondida en el Pozo del Dinero en la Isla del Roble




La Isla del Roble
Una teoría (de la que no hay muchas pruebas) asegura que después de la Tercera Cruzada, los Caballeros Templarios (lo más probable es que haya sido un grupo francés de esta orden) se la habrían llevado a Escocia, donde la familia noble Sinclair los habría ayudado a trasladarla a un lugar más alejado y por tanto más seguro. Este lugar sería una isla cerca de Nueva Escocia llamada Isla del Roble o Oak Island (en inglés). En esa isla se encuentra un pozo, apodado el pozo del dinero, famoso por la inaccesibilidad de su fondo (donde podrían encontrarse variadas cosas, desde los manuscritos originales de William Shakespeare, las joyas de María Antonieta, el Santo Grial, un tesoro de Barbanegra o, como plantea esta teoría, el arca de la Alianza) y el misterio que lo rodea, ya que nadie sabe con certeza quién lo construyó o cuándo, aunque se propone que fueron integrantes de la flota naval francesa, cosa que sería viable dada la gran influencia templaria en esa zona (siendo una de las principales pruebas que el último caballero templario de la historia Jacques de Molay fuera francés).

 


Oculta debajo del Monte de la Calavera en Jerusalén


En la roca se percibe una calavera

Ron Wyatt (1933-1999), un arqueólogo bíblico aficionado famoso por afirmar haber descubierto numerosos lugares y artefactos relacionados con la arqueología bíblica, la ubica en lo que se denomina el Jardín de la Tumba, en el Monte de la Calavera de Jerusalén. Su descubrimiento ha sido desmentido por científicos, historiadores y eruditos bíblicos por varios motivos como la total ausencia de pruebas (grabaciones o fotografías) y dar una descripción demasiado parecida a la ofrecida por el libro del Éxodo, pese a los miles de años transcurridos sin restauración ni mantenimiento alguno, además de discordar con la descripción existente en el Deuteronomio. Sin embargo, el trabajo de Wyatt sigue teniendo algunos seguidores entre grupos fundamentalistas cristianos.
Reproducción del Arca

Oculta debajo del templo en Jerusalén


       Un grupo de rabinos afirma que, tras la caída de Jerusalén, que devino en la destrucción y saqueo del Primer Templo a manos babilónicas, el arca habría sido enterrada en el monte Moriá, donde se habría ubicado el antiguo templo. Según estos religiosos, el cofre sagrado no se menciona entre los tesoros devueltos por los persas, por lo que debió sobrevivir al saqueo al ser enterrado por los levitas. Estos habrían muerto en la caída de la ciudad sin dar la ubicación del arca. Hoy su búsqueda es casi imposible porque en ese sitio se alza el Domo de la Roca. En una entrevista para The Telegraph, el rabino Chaim Richman, director del Instituto del Templo cuya finalidad es fomentar la reconstrucción del Templo de Salomón en Israel, señaló que el Arca del Pacto o Arca de la Alianza estaría oculta a un kilómetro de allí, en cámaras subterráneas, cavadas en los días de Salomón.


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Por: Aurifex

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