viernes, 5 de abril de 2019

Caso Almansa


Rosita, víctima del "exorcismo"
Hoy hablaremos del que probablemente sea uno de los casos más crudos y escabrosos que además ocurrió aquí en España.

Para ponerles en situación; ocurrió en el año 1990, en Almansa, Albacete, Castilla La Mancha.
Allí vivía un matrimonio con su hija.
Rosa Gonzálvez Fito, la cual era la madre, tenía creencias religiosas así como en rituales paganos y además practicaba diversas técnicas de sanación, de hecho ella misma se proclamaba como sanadora.
Por otro lado, su marido Jesús Fernández Pina ejercía, digámoslo, como secretario personal de Rosa, aunque antes había sido zapatero pero debido a lo bien que les iba el negocio de la santería, pudo dedicarse exclusivamente a ayudar a su mujer.

Rosa era venerada por mucha gente que tenía fe ciega en ella y que, según aseguraban, curaba prácticamente todos los males, pero yendo ya más allá de sus seguidores/as llegamos a una persona que llegó a desempeñar una obsesión insana y a volverse adicta a las sesiones de Rosa, hablamos de María de los Ángeles Rodríguez Espinilla, quien seguía a pies juntillas cualquier cosa que le dijese o recomendase la santera, aparte de acudir con asiduidad a sus sesiones y creer fervientemente cualquier cosa que esta le dijese. Tanto fue así que acabó odiando y sintiendo asco por su marido, el cuál según Rosa, por las cosas que le contaba María, estaba poseído.

Este es el momento en el que Rosa se da cuenta de que podría aspirar a más, y aprovechándose de las buenas migas que hizo con María, decide que esta, su hermana y la propia hermana de Rosa deberían trabajar con ella en su consulta, para de alguna manera estar respaldadas unas con otras y unirse en sus rituales.
Sobra decir que todas aceptaron sin mucho insistir.
En este punto es donde empieza todo a desbordarse.

Se sabe que normalmente, quedaban en casa de María, para hacer rituales, drogarse y practicar orgías, siempre con un pretexto religioso y asegurando que eran rituales necesarios para acercarse más a Dios y liberar del mal al mundo, además de purificarse entre ellas.
También era habitual que consumiesen una planta denominada beleño blanco, la cual tiene como principio activo un alcaloide que también está presente en la burundanga.
El objetivo en aquel momento era mantener drogadas a las hermanas para que se uniesen a ellas en los ritos, pues se mostraban escépticas a todo lo que las dos mujeres practicaban, sin embargo seguían con ellas.
Llegó un momento en el que Rosa y María aseguraron ser enviadas del Señor, la reencarnación de Jesucristo y la virgen y que iban a casarse. Según afirmaban únicamente ellas tenían el poder o herramienta de la salvación del mundo.

Lo primero en su larga lista de propósitos fue exorcizar a María, pues según Rosa estaba poseída por su marido y le hacía mucho mal, así como a los hijos de la misma, porque nuevamente según Rosa, eran portadores del mal.
El exorcismo consistía, dejando aparte los rituales que tuvieron lugar, en introducir los dedos en las gargantas de las personas para producirles arcadas y de esa manera echar al mal o ente que tenían dentro.
Los días siguientes no fueron muy distintos, ambas mujeres seguían con los rituales y relaciones sexuales con la aceptación de todos los que les rodeaban, pero se fueron incrementando, cada vez necesitando más sesiones y variopintos rituales.
Probablemente el culmen de la situación llega cuando después de unos de los innumerables exorcismos que realizaron, Rosa asegura ser un extraterrestre de otro planeta venido a este para salvarlo.

Llegados a este punto, Rosa cruzó la última línea de cordura que podría quedarle, pues decidió que su hija Rosita, debía tomar parte de los rituales.

Una noche en la que estaban presentes todos (Rosa, María, sus hermanas, el marido de la primera y su hija Rosita), se hizo participar a la hija en el ritual.
Nada más desnudar a la niña y hacerle obligar a tumbar en el frío suelo, Rosa sintió o vio que como comenzaba a tiritar la joven, esto era señal de que estaba profundamente poseída.
Deciden coger a Rosi, llevarle a su habitación, atrancar las puertas con muebles y dedicarse a seguir allí con sus rituales y actividades.
Hasta que a una de las involucradas comienza a menstruar, Rosa ni corta ni perezosa le pone una toalla y comienza a darle puñetazos en el estómago, para después sacar la toalla llena de sangre y afirmar que eso era el aborto del Diablo y que él estaba en aquella habitación, en vez de entender que obviamente esa sangre era producto de la menstruación.
Rápidamente llegan a la conclusión de que el Diablo está dentro de Rosi, por lo que las hermanas comenzaron a sujetarla fuertemente mientras Rosa empieza a palpar la vagina de su hija.
Aquí sin duda es cuando Rosa perdió toda la cordura y humanidad que le quedaban, pues la mujer completamente enajenada, comienza a meter los dedos por el conducto vaginal de la niña para primero palpar como hemos comentado y terminar desgarrando la vagina hasta el punto de poder meter las dos manos.
Ella sigue extrayendo partes del cuerpo de su hija convencida fervientemente de que la está salvando, esto debería ser muy complicado sin ninguna herramienta más que las manos y la fuerza de la enajenación y creencia que tendría en aquel momento, amén de las sustancias que habría tomado. Pueden imaginarse el dolor inenarrable que sentiría su pobre hija.
Después de desgarrar el útero, extrae los ovarios, vísceras y termina arrancándole el intestino a su hija, así como otros órganos y partes de su cuerpo.

Al día siguiente, por la mañana, Jesús el padre de la chica y marido de Rosa pudo entrar con dificultad en la habitación (recordemos que la noche anterior había sido atrancada la puerta con diferentes muebles) para encontrarse a su hija desangrada y muerta rodeada de diferentes vísceras y partes internas de su cuerpo.
Evidentemente al ver aquello, Jesús entra en razón y decide buscar ayuda llamando a la policía.
Es entonces cuando Rosa decide que la única manera de poder traer de vuelta su hija con vida es arrancarle los ojos a su hermana y ponérselos al cadáver de su hija.
Ella se defiende y después de recibir una fuerte paliza por parte de las allí presentes y un intento de arrancarle los ojos, cesan dicha acción y empiezan a ser conscientes de lo que han hecho, del brutal y escabroso suceso del que su hija fue participe con el trágico final que conocemos.
La hermana de Rosa termina hospitalizada con los ojos prácticamente extraídos pero todavía en su lugar.
La autopsia de Rosi concluyó en que a la joven víctima tan solo le quedaban tres órganos en el cuerpo.
Rosa y María intentaron fugarse y salir airosas del crimen, pero por fortuna no fue así y ambas fueron detenidas.

Las tres mujeres que fueron participes en el dantesco “ritual” fueron absueltas, sin embargo Rosa y María acabaron en un hospital psiquiátrico evidentemente debido al palpable trastorno mental que padecían.
Ana, que era la hermana de Rosa no recibió ninguna pena.


Todo esto se sabe por las diferentes declaraciones y testimonios que ofrecieron todas las mujeres allí presentes cuando ocurrió el fatídico suceso, excepto Rosa la cual no declaró.


Fotos extraídas del periódico ABC

Para los interesados, pueden visitar el siguiente enlace para encontrar un artículo que escribió ABC sobre el suceso.

Escrito por: Fran "Dela"

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