miércoles, 31 de julio de 2019

Muñecos Terroríficos




Hoy hablaremos sobre muñecos, que podríamos decir tenían vida propia o si lo prefieren, estaban de alguna manera poseídos o malditos por alguna entidad o ser.

- El muñeco Robert


El muñeco Robert en el Museo de Key West, Florida.
Para conocer el origen este suceso, tenemos que trasladarnos hasta finales de 1890/ principios de 1900, básicamente en los primeros años del siglo XX.
Nos situaremos en Key West o Cayo Hueso, Florida.
Allí, durante ese tiempo, se trasladaría a vivir la familia Otto.
Su situación económica no era en absoluto mala, tanto era así que para ocuparse de sus muchas tierras y de su casa tenían sirvientes, a los cuales, según las malas lenguas no trataban bien.
En la casa vivían un matrimonio y su hijo; Robert Eugene Otto al que le gustaba que le llamasen “Gene”.

Gene era un chico, si bien porque hacía poco que se había mudado al lugar o porque era su forma de ser, algo bastante retraído, por lo que no solo no salía con frecuencia, sino que tampoco tenía amigos.
Entonces, por azares del destino, un día recibiría un regalo, aunque exactamente no se sabe la procedencia; hay quién dice que fue un regalo de sus familiares, otros en cambio aseguran que fue entregado por uno de los muchos sirvientes del matrimonio antes de dejar de servir en la casa. 
Este regalo no sería ni más ni menos que un muñeco de unos 3 pies de altura, vestido de marinero al que Gene decidiría llamar: Robert.

Gene se pasaba las horas, incluso los días muertos jugando, charlando y compartiendo sus pensamientos e inquietudes con dicho muñeco.
Sin embargo, al poco tiempo de iniciar esta “amistad” entre ambos, empezaron a suceder cosas anómalas en la casa.

Cuando se le empezó a acusar de ciertas cosas o comportamientos a Gene tales como travesuras, hacer ruido cuando no se debía, cambiar cosas de lugar o incluso romperlas; el chico aseguró que él no era el culpable… sino más bien era obra de Robert.

Era común también oír hablar al chico en su habitación, aparentemente solo. Así como ver sus otros juguetes hechos pedazos y de vez en cuando pisadas, murmullos o risas que no se asemejaban a las del joven.

Incluso gente que pasaba por la calle donde estaba situada la casa, aseguraron verle moverse, asomado a la ventana o incorporarse; motivos por los cuales los niños no querían pasar por ese lugar.
Hartos de escuchar la misma explicación siempre proveniente de su hijo, los padres decidieron encerrar a Robert en una caja y subirlo al ático para dejarlo así durante mucho tiempo.
Gene continúo pues su vida normal y se hizo adulto, acabaría ejerciendo como pintor e incluso artista, se casaría y viviría un tiempo en otra casa.

Pero al final, debido a la muerte de su padre, decidiría volver con su esposa a su antigua casa para visitar a su madre. En un principio tan solo estarían unos días haciendo compañía a su desolada madre, pero tiempo después y cuando también falleció su madre decidió que se irían a vivir allí indefinidamente, pues al ser una casa tan grande, prácticamente una mansión tendría espacio más que suficiente para todas sus obras.

Entonces Gene recordó algo… aquél muñeco de cuando era pequeño ¿seguiría en el ático?
Rápidamente, ni corto ni perezoso el ya adulto Robert Eugene Otto subió al ático para su sorpresa descubrir que allí estaba Robert.

Desde este momento, según aseguró su mujer, Gene hacía todo con Robert, le llevaba a cualquier parte a la que él fuese, le tenía presente mientras pintaba sus obras e incluso le tenía una silla reservada exclusivamente en el dormitorio que compartían su esposa y él.
Ella vivía al borde de la locura al ver que todos los días eran igual y que aquél hombre tenía prácticamente más apego por un mundano muñeco que por su propia esposa.
Los años pasaron, su matrimonio se debilitó cada vez más hasta que un día ella falleció por causas aparentemente desconocidas.

Con la muerte de Gene, poco tiempo después de su esposa, en 1974, el muñeco Robert acabaría en el museo East Martello, ubicado también en Key West, Florida.
Lugar en el que aún sigue a día de hoy expuesto tras una vitrina.

Es probablemente una de las posesiones del museo que más visitas e incluso cartas recibe.
Por lo visto hay que pedirle autorización al muñeco para sacarle una foto, ya que si no se hace, muchos aseguran que se acabará maldito o víctima de infortunios, pues muchas de las cartas o escrituras que hay cerca de la vitrina son de gente pidiéndole perdón y contando sus desdichas fruto de no haber pedido autorización. También se dice que podría ocurrir lo mismo si haces bromas de él o te burlas estando cerca de él.

En el museo aseguran que el comportamiento de Robert es prácticamente el que se esperaría de un muñeco, pero también aseguran que de vez en cuando han encontrado cosas relacionadas con él de forma diferente a como se esperaban. Por ejemplo, que se apaguen o enciendan las luces del lugar donde está expuesto de forma aleatoria, que el muñeco cambie de postura de vez en cuando sin que aparentemente nadie le haya tocado, son sobre todo las experiencias a las que no le encuentran sentido o aparente explicación.

Este suceso inspiraría tiempo después a, al menos, dos películas.
La primera sería “Chucky el muñeco diabólico” de 1988 y la otra más moderna, sería “Robert the doll” de 2015.







- La muñeca Annabelle

Este suceso también ocurriría a principios y hasta mediados del siglo XX.
La típica muñeca "Raggedy Ann"
Momento en el cual, la marca de juguetes “Raggedy Ann” tendría un éxito notorio con una serie de cuentos para niños que se comercializaron en torno a 1915, motivo por el que decidieron sacar a la venta las muñecas “Raggedy Ann” creadas junto a la marca del mismo nombre por Johnny Gruelle gozando de un notorio éxito desde 1918 hasta 1970.

Las muñecas en cuestión, tenían un acabado humilde, hechas de trapo con un traje y unos característicos cordones o conjunto de hilos rojos que le servirían como cabello.
Ahora que ya sabemos el origen de esta serie de juguetes entraremos de lleno en el suceso real paranormal que tuvo lugar en EE.UU y del que también fue protagonista el matrimonio de parapsicólogos Warren, de los cuales ya hemos hablado aquí en otras ocasiones.
En 1970, una mujer le regalaría a su hija Donna una de estas muñecas.

Donna era estudiante de enfermería y compartía habitación con otra chica, Angie.
Al principio, cuando ambas chicas empezaron a notar lo que luego descubrirían que serían comportamientos extraños de la muñeca, pensaban que simplemente era la otra queriéndole gastar una broma a su compañera de habitación o incluso algún estudiante ajeno al lugar en donde vivían, aunque no se encontraban indicios de que nadie hubiese entrado en la casa.

Ciertos comportamientos se trataban de la postura de la muñeca, la cual normalmente tenía que estar sentada en la cama donde en un primer momento se le dejó, cambiaba de posición las piernas o los brazos para después sorprender a las jóvenes con notas que decían, en inglés cosas como: “¿Me echaste de menos?”, “Ayúdanos” o “Salva a Lou”. Cabe destacar que el novio de Donna se llamaba Lou precisamente por lo que todavía es más tenebroso el suceso, pero esto también servía para que Donna pensase que era todo obra de Angie.

Los sucesos extraños no ocurrían solo en la habitación, pues por las habitaciones de alrededor también se podía encontrar a la muñeca, o incluso se decía que desaparecían cosas o cambiaban de lugar.

Que las dos chicas encontraran una sustancia roja en una de las manos de la muñeca fue el detonante para que decidieran llamar a una médium, ya no por la susodicha muñeca en cuestión, sino más bien por saber qué estaba ocurriendo en esa casa.

Para su sorpresa, la médium les comunicó que dentro de la muñeca se hallaba el espíritu de una niña llamada “Annabelle Higgins”, la cual habría vivido antes allí, en el mismo lugar en el que estaban Donna y Angie pero antes de que fuese construido el piso y que habría muerto a la edad de siete años.
También según la médium, Annabelle les pidió que por favor le dejasen vivir allí y le tratasen como una más, para poder de algún modo, sentirse querida y en compañía.

Poco tiempo después, Lou, el que recordemos era la pareja de Donna, pasó una noche allí, y soñaría que esa misma muñeca le estrangulaba, en medio de tal sueño se despertó para encontrarse con Annabelle a los pies de su cama. Al examinar su cuello se daría cuenta de que tenía ligeras heridas superficiales.

No fue hasta que transcurridos unos días de sucesos extraños, a los cuales las dos jóvenes se habían, de alguna manera, acostumbrado decidieron contactar con la iglesia, pues Lou nuevamente habría sido protagonista de la peor parte.
El chico sentía una presencia extraña siempre alrededor de él cuando visitaba la casa, y más en concreto proveniente de la muñeca, hasta que en un momento sentiría un dolor y quemazón profundo en el pecho, al examinárselo descubriría que lo tenía lleno de arañazos… los cuales parecían haber salido de la nada.

Como hemos comentado, ante tal desesperante situación, Donna se pondría en contacto con la iglesia, para al hablar con un sacerdote, este recomendarles al matrimonio Warren.
Lorraine y Ed Warren se presentarían en la casa después de haberse informado en torno al caso y haber hablado con Donna, Angie y Lou.

El matrimonio de parapsicólogos llegaría a una escalofriante deducción; la muñeca no estaba poseída por el espíritu de una niña con una muerte trágica, por el contrario la muñeca tendría que estar siendo manipulada por una presencia inhumana maligna, una entidad o un ser con malas y oscuras intenciones, pues lo que realmente estaba esperando era poder poseer a un ser humano.
Por lo tanto, después de hacer una limpieza en la casa, los Warren decidieron llevarse a la muñeca con ellos. Coincidencia o no, el sacerdote que les estuvo acompañando durante la sesión de limpieza y que habría ayudado a mantener a esta entidad a raya, acabaría muriendo en la autopista ese mismo día de camino a su casa.

Annabelle en el museo de los Warren
Annabelle acabaría en el museo de los Warren, dentro de una especie de caseta-vitrina que construyeron ellos mismos y con un cartel que dice expresamente: “Aviso: No abrir”
Para concluir, los Warren contaron otra anécdota relacionada con la muñeca después de ya ser encerrada.

Durante una de las visitas, una pareja estuvo viendo la caja de Annabelle. El chico, que se mantenía escéptico a creerse la historia, empezó a burlarse y de alguna manera provocar a la muñeca para acabar zarandeando la caja donde se encontraba la muñeca.
Luego se descubrió que la pareja habría tenido un accidente automovilístico, en el cual él habría muerto y ella tuvo que estar en rehabilitación durante un año.

Según contó, en el preciso momento que ocurrió dicho accidente se encontraban rememorando las burlas y hablando sobre Annabelle.
Comparativa:
Izquierda - Annabelle de la película
Derecha - Annabelle original

La historia de esta muñeca también ha sido llevada a la gran pantalla en las películas “Annabelle” y “Annabelle Creation”








Escrito por: Fran "Dela"

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