sábado, 22 de junio de 2019

La extraña desaparición de Isidoro Arias



ISIDORO ARIAS

Isidoro Arias, un malagueño de 52 años, partió de Benalmádena en octubre de 2001 para dar la vuelta al mundo a bordo de su velero Islero. Este marino malagueño es recordado año tras año en su tierra por ser el primer andaluz en dar la vuelta al mundo en vela, tarea nada fácil y apta sólo para aventureros que conozcan bien el mar y sus crípticos mensajes. Mensajes que a veces los no iniciados no sabemos leer; un ligero viento o un oleaje mayor de lo normal pueden estar anunciando una catástrofe.


Isidoro zarpó en solitario en su velero desde Benalmádena, con un reto y una ilusión. Pasaron los meses e Isidoro mostraba un deterioro físico y anímico en sus mensajes, que podían leerse en una página web, así como en las comunicaciones con su familia, los cuales estaban muy preocupados. Se vieron mensajes confusos e inconexos propios de alguien que lo estaba pasando mal. En los mensajes hablaba sobre una gran ballena y su cría que seguían a la embarcación y que tenían algo raro que le atemorizaba enormemente.

Finalmente, el 25 de marzo de 2003 Isidoro tuvo la que sería la última conversación con su familia, en la que mencionaba que unos pequeños seres estaban molestándolo, unos seres que quizás mencionó en el que también fue su último mensaje escrito: Alguien está subiendo por el casco del barco. A 600 millas náuticas (unos 1.100 Km.) del lugar poblado más cercano – Isla de Santa Elena – despareció Isidoro en medio del Océano Atlántico. 38 días pasaron sin más comunicaciones. Días más tarde su barco fue encontrado en las cercanías del Golfo de Guinea vacío pero sin signos de violencia ni deterioro. Lo que no se encontró fue la zódiac que llevaba la embarcación, como si Isidoro hubiera abandonado el barco recientemente…, para no volver.
 
LA ISLA DE SANTA ELENA
Si bien es cierto que en alta mar son muchos los testimonios de alucinaciones causadas por el insomnio o la mala alimentación, no son tantas las desapariciones inexplicables. Además, Isidoro era una persona totalmente normal con muchas travesías a sus espaldas, un hombre experimentando que paulatinamente fue mandando mensajes confusos, a la vez que decía no estar solo en la embarcación. ¿Quiénes eran esos seres? ¿Eran simples alucinaciones? Pero lo más extraño si cabe, es que cuando se inspeccionó el barco, se descubrió la comida en buen estado, a pesar de haber pasado meses en alta mar. No estaba podrida ni olía mal, como si el tiempo no hubiera pasado por ella. ¿Por qué abandonar el barco entonces?
 
Isidoro Arias no ha sido encontrado hasta el día de hoy, desapareció junto con la zódiac en mitad del mar. Quizá nunca sepamos lo que pasó, pero el mar lo sabe y guarda sus misterios, para recordarnos que somos meros invitados cuando navegamos por ella.

 

Por: AURIFEX

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