La extraña desaparición de Isidoro Arias
ISIDORO ARIAS |
Isidoro
Arias, un malagueño de 52 años, partió de
Benalmádena en octubre de 2001 para dar la vuelta al mundo a bordo de su velero
Islero.
Este marino malagueño es
recordado año tras año en su tierra por ser el primer andaluz en dar la vuelta
al mundo en vela, tarea nada fácil y apta sólo para aventureros que conozcan
bien el mar y sus crípticos mensajes. Mensajes que a veces los no iniciados no
sabemos leer; un ligero viento o un oleaje mayor de lo normal pueden estar
anunciando una catástrofe.
Isidoro zarpó en solitario en su velero
desde Benalmádena, con un reto y una ilusión. Pasaron los meses e Isidoro
mostraba un deterioro físico y anímico en sus mensajes, que podían leerse en
una página web, así como en las comunicaciones con su familia, los cuales
estaban muy preocupados. Se vieron mensajes confusos e inconexos propios de
alguien que lo estaba pasando mal. En los mensajes hablaba sobre una gran
ballena y su cría que seguían a la embarcación y que tenían algo raro que le
atemorizaba enormemente.
Finalmente, el 25 de marzo de 2003 Isidoro
tuvo la que sería la última conversación con su familia, en la que mencionaba
que unos pequeños seres estaban molestándolo, unos seres que quizás mencionó en
el que también fue su último mensaje escrito: Alguien está subiendo por el casco del barco. A 600 millas náuticas
(unos 1.100 Km.)
del lugar poblado más cercano – Isla de Santa Elena – despareció Isidoro en
medio del Océano Atlántico. 38 días pasaron sin más comunicaciones. Días más
tarde su barco fue encontrado en las cercanías del Golfo de Guinea vacío pero sin signos de violencia ni
deterioro. Lo que no se encontró fue la zódiac que llevaba la embarcación, como
si Isidoro hubiera abandonado el barco recientemente…, para no volver.
Si bien es cierto que en alta mar son muchos
los testimonios de alucinaciones causadas por el insomnio o la mala
alimentación, no son tantas las desapariciones inexplicables. Además, Isidoro
era una persona totalmente normal con muchas travesías a sus espaldas, un
hombre experimentando que paulatinamente fue mandando mensajes confusos, a la
vez que decía no estar solo en la embarcación. ¿Quiénes eran esos seres? ¿Eran
simples alucinaciones? Pero lo más extraño si cabe, es que cuando se
inspeccionó el barco, se descubrió la comida en buen estado, a pesar de haber
pasado meses en alta mar. No estaba podrida ni olía mal, como si el tiempo no
hubiera pasado por ella. ¿Por qué abandonar el barco entonces?
Isidoro Arias no ha sido encontrado hasta el
día de hoy, desapareció junto con la zódiac en mitad del mar. Quizá nunca
sepamos lo que pasó, pero el mar lo sabe y guarda sus misterios, para
recordarnos que somos meros invitados cuando navegamos por ella.